Personajes de la Celestina o Tragicomedia de Calisto y Melibea, una de las obras mas antiguas representada en nuestro teatro. |
En la antigüedad, las representaciones dramáticas fueron las diversiones predilectas del pueblo. Clero, nobleza y plebe se sentían atraídos por las exhibiciones de aquellas compañías de comediantes, ya fuesen profesionales o bien aficionados, que rendían entusiasta culto a Talia.
En Palma, al igual
que en las demás poblaciones, las representaciones dramáticas tuvieron lugar,
en principio, en las iglesias, en las plazas públicas o en los corrales.
Las primeras
representaciones de las cuales tenemos noticia que se celebraron en iglesias
datan de los años 1608 y 1609. Es en la Iglesia de Ntra. Sra. de Montesión
donde según se recoge en la historia del Colegio del mismo nombre, donde dieron
comienzo las primeras representaciones dramáticas.
Dice así la
noticia:
"En la misma
semana, que sería a medio junio (1608) se representó en nuestra Iglesia un diálogo
en presencia del Sr. Obispo, por cuya ocasión y recién venida se había compuesto."
"A 29 de septiembre
(1609) para la renovación de los estudios se representó en nuestra Iglesia la
comedia de San Juan Cabitita o de la Choza. Asistieron en ella los Sres.
Obispos, Jurados, Capitulares y gente innumerable. Salió muy bien con satisfacción
y edificación de todos".
"Representóse
en día de fiesta, que era día de San Miguel Arcángel. Y por cuanto se experimentó
grande inquietud acerca de celebrar y oír las misas en nuestra Iglesia por
razón de tanta gente como acudió, se determinó que nunca en domingo ni día de
fiesta se representase en nuestra Iglesia diálogo ni comedia que fuese de fama
y concurso de mucha gente.”
Por curioso, no
queremos dejar de consignar un pequeño incidente del cual fue autor el entonces
Hermano Alonso Rodríguez de la Compañía de Jesús, motivado por su excesivo celo
y obediencia.
Se refiere así:
"Habiendo de representar en el Colegio de Montesión de padres Jesuitas una
tragedia por los estudiantes del mismo y estaban convidados el Virrey, Obispo,
Jurados, Cabildo, religiones, nobleza, etc. y para que no faltara lugar, mandó
el Superior al V. H. Alonso, portero entonces de aquella Casa que no abriera la
portería hasta tal hora porque la gente ordinaria no ocupase el lugar de la
distinguida. Fue el caso que el Virrey llegó y a pesar de llamar a la puerta no
abrió el Hermano Alonso: el Superior mandó abrir y disculpo la tardanza por el
deber de la obediencia."
Años más tarde,
concretamente en el año 1632, nos enteramos del título de la primera obra
representada en el Colegio de Montesion. Se trata de una tragicomedia, “Lealtad
Mallorquina" dividida en tres jornadas, de la que era autor el Padre
Gabriel Domínguez, de la Compañía de Jesús. Fueron actores de la expresada obra
Francisco Forteza. Jorge Sureda, Nicolas Dameto, Pedro Juan Simonet, Agustín
Heredia y Antonio Solivellas.
Representaciones en la "Sala d'es Sabaters"
En el año 1662 se
cierran definitivamente los templos para las representaciones teatrales.
Por entonces el
Santo Hospital carecía de los recursos suficientes para atender a las
necesidades imperiosas de sus enfermos, y hallándose la Universidad agobiada por
la pesadumbre de sus deudas, es lo que hizo concebir a un tal don Fernando Moix
la creación de una casa de comedias, de la que esperaba reportar pingües beneficios,
saliendo con ello gananciosa la Universidad.
No se sabe con
exactitud en qué local actuó la primera compañía que vino a trabajar a Palma,
suponiéndose que las representaciones en principio tuvieron lugar en locales
improvisados, temporal o permanentemente abiertos. Lo que si se sabe con
certeza es que en noviembre de 1662 la compañía se instala en un local
adecuado, titulado “Sala d’es Sabaters”; todo ello con el objeto de arbitrar fondos,
—fondos de los que se había de hacer cargo el antes citado Fernando Moix—, para
ayuda de la casa o corral de comedias que se tenía proyectado construir.
La sala del gremio
de zapateros, "Sala d'es Sabaters", sin duda por reunir mejores
condiciones que los primitivos locales, fue el teatro que frecuentó la sociedad
de entonces. Tendría importancia, por otra parte, el tal edificio, cuando en el
catastro de 1685 figura tasado en 700 libras y ya anteriormente, en 1.658,
había servido para funciones de volatines: "comedias de títeres y
volatines", como expresa una nota de gastos ocasionados para levantar
gradas y catafalcos.
La "Sala des
Sabaters" estaba situada en la antigua plazuela d'en "Bibi” hoy plaza
de Tagamanent, siendo la compañía de la que era "autor" Álvarez
Vallejo, la primera en actuar en Palma, habiendo sido contratada por la cantidad
de 448 libras, 11 sueldos y 10 dineros. Se pagaron al patrón Jerónimo Catany
para traer desde el puerto de València a Palma a los comediantes, 127 libras,
10 sueldos. "Per los nolits de haver aportat en Mallorca desde València la
compañía de comediants".
En 17 de octubre de
1662 es donado el terreno en que había de edificarse la casa de comedias, y al año
siguiente ya debían estar las obras en vías de realización, por cuanto existe
constancia de una petición elevada al Grande y General Consejo que nos da
conocimiento de ello, así como también de que los Regidores del Hospital tenían
invertidas en las obras realizadas “grossas quantitats”.
Consta también que
por haberse beneficiado en representaciones anteriores unas 2.000 libras, la
Universidad pudo economizar el socorro de 200 a 300 cuarteradas de trigo con
que anualmente remediaban las necesidades de los pobres enfermos acogidos en el
Santo Hospital,
Ello nos pone en
evidencia el favor que merecían tales espectáculos y la buena cantidad de
representaciones que se daban: a ochenta asciende el número de estas, según se
establece en el contrato que se firmó con los comediantes que habían de actuar en
nuestra ciudad.
Conflictos con motivo de la llegada de comediantes
Como contrapartida
a los éxitos obtenidos por los comediantes, se levantan en diversos sectores
voces de protesta y censura contra la presencia y actuación de estos. Se
convocan juntas, se elevan instancias, se suscitan polémicas, y la ciudad se
altera y conmueve.
El 20 de marzo de 1686, por orden de los Jurados, se celebra en la sala de la Universidad una junta de teólogos para resolver si era lícita la representación de comedias y si podía permitirse la introducción de una compañía de comediantes para diversión del pueblo y subsidio del Hospital.
El 20 de marzo de 1686, por orden de los Jurados, se celebra en la sala de la Universidad una junta de teólogos para resolver si era lícita la representación de comedias y si podía permitirse la introducción de una compañía de comediantes para diversión del pueblo y subsidio del Hospital.
Fue motivado este
acto por un sermón que el Padre Doms había predicado y en el cual invocó a San
Francisco Javier pidiendo no permitiese que viniesen comediantes a Mallorca por
los pecados de que eran causa las comedias, por lo cual debían prohibirse.
La Junta, integrada
por once teólogos, resolvió, contra el parecer de tres de ellos, que podían representarse
comedias, y que los magníficos Jurados y los Regidores, sin escrúpulos de sus
conciencias, podían solicitar que vinieran comediantes.
También el Virrey no dejo de intervenir en la cuestión, estableciendo la pena de 30 doblones para aquellas comediantas que admitiesen conversaciones de hombres. Fueron también conminados los comediantes por dicha autoridad a abandonar la isla en una fecha determinada.
También el Virrey no dejo de intervenir en la cuestión, estableciendo la pena de 30 doblones para aquellas comediantas que admitiesen conversaciones de hombres. Fueron también conminados los comediantes por dicha autoridad a abandonar la isla en una fecha determinada.
Los Regidores del
Hospital, sumamente interesados en que se prolongase la permanencia en la isla
de la compañía de comedias, por los cuantiosos ingresos que ello suponía,
elevan extenso memorial al Virrey, haciendo patente la irreprochable conducta
observada por los comediantes durante el tiempo a que se contrae el conflicto
provocado por las autoridades.
Creemos que la
razón estaba de parte de los Regidores al salir en defensa de la honorabilidad
de los comediantes, sobre todo la de su director Álvarez Vallejo, que había
fundado la Cofradía de la Novena en Madrid y Barcelona. Aprovechando su
estancia en esta isla, Álvarez Vallejo divulga entre nuestros cómicos la
devoción a la Virgen de la Novena, logrando también que se instituyese aquí una
cofradía bajo la misma advocación que la de Madrid y Barcelona.
Tras una serie de vicisitudes
se termina la nueva casa de comedias.
Copiamos a
continuación, de una reseña hecha por un escritor de entonces, la descripción
del citado local: "A la sala de espectáculos la afeaban dos enormes arcos
que antes de juntarse en su clave cortaban por cuatro puntos el piso superior,
dejando al descubierto sus arranques e impidiendo la visualidad de las localidades
vecinas. Once filas de lunetas y dos de anfiteatro que solo se diferenciaban
por el color de la vaqueta del forro, con 249 asientos; los que en los bancos
del patio podía ocupar cierto público ganoso de exhibirse sin más estipendio
que la entrada; los de la “cazuela” enclavada en el tercer piso y los cuatro órdenes
de palcos en número de 62, proporcionaban local para 800 espectadores”. Las localidades se distribuían en
platea, anfiteatro, cazuela (Estas localidades, se
encontraban en la primera planta del corral de comedias. Era el lugar en el que
se encontraban las mujeres. Situada en frente del escenario, para poder acceder
a este espacio, entraban por otras puertas distintas a la de los hombres ya que
no se permitía la relación entre ambos sexos), localidades de alquiler y los
palcos, los cuales tenían sus abonados. En 1798 las personas que tenían sus
propios palcos, en primera fila, eran los siguientes:
Núm. 1. — Don
Miguel Serra, Pbro. y Canónigo. Núm. 2. — Don Francisco Dameto y Berga. Núm. 3.
— Don Francisco Cotoner. Núms. 4 y 5 —Su Excelencia. Núm. 6 — Sr. Cónsul de
Francia. Núm. 7. — Don Martin Boneo. Núm. 8. — Señor Empresario. Núm. 9 — Señor
Comisario de Marina. Núm. 10. — Don Rafael
Gandiaga. Núm. 11. — Don Joaquin Santiago y Sontaella. Núm. 12. — Doña Inés y
Doña María Teresa Comellas Núm. 13. — Don Enrique Serra. Núm. 14. — Doña Catalina
Sureda y Zaforteza. Núm. 15. — Dona María Rossiñol. Núm. 16. — Doña Rosa Ram y
Amengual.
El trazado no cautivaba
tampoco por su elegancia, cuál sucede con la moderna forma de herradura adoptada
como la mejor por nuestros arquitectos. Casi rectas sus líneas y separados los
llamados "aposentos" por tabiques de incomunicación, quedaban en gran
parte sumidos en la penumbra que no conseguía aclarar ordinariamente el tenue
resplandor de las 24 luces de una lámpara que pendía del techo, ni los
blandones que solían aumentarse por orden superior para solemnizar los
"días de gala con uniforme".
Añadamos por último,
para completar datos: el teatro medía desde la concha del apuntador al punto opuesto,
15 metros; de la planta al cielo raso, 10 metros; el ancho lateral mayor, 11
metros; la embocadura del escenario, 7 metros; lo mismo que el foro, con la particularidad
que en él no se colocaban nunca más de cuatro cajas de bastidores, los cuales, dispuestos
en línea convergente como prescribía la costumbre con el fin de "favorecer
la perspectiva", sacrificaban el término más lejano, reduciéndolo o unos
cuatro metros y medio. Tal era en sus últimos
días nuestro antiguo teatro.
Articulo publicado el 10 de mayo de 1952 en CORT nº167, firmado por Ventayol
Qué curioso, muchas gracias por compartir este post. Muy interesante la historia de la Sala d'es Sabaters, cuántas cosas desconocemos sobre nuestra historia
ResponderEliminar