18 de enero de 2012

El vapor "El Mallorquín"


El 7 de septiembre de 1837, es una fecha histórica para la navegación marítima mallorquina, ya que a primera hora de la mañana de ese día, procedente de Londres en una travesía de quince días, habiendo realizado escalas técnicas en Falmouth y Gibraltar, bajo el mando del capitán Gabriel Medinas, llegaba al puerto palmesano "El Mallorquín", el primer buque a vapor con matrícula isleña. “El Mallorquín”, que sería conocido popularmente como “Es Pagès” por llevar en su proa un mascarón de madera labrada policromada representando a un payés mallorquín, fue construido en los astilleros de “Druffus & Company” , de Aberdeen, en Inglaterra. Media 45 metros de eslora y 9 de manga y la altura de la cubierta de la quilla era de 3 metros. Su casco era de madera, siendo su parte inferior, la sumergida, de planchas de cobre. El motor impulsaba una fuerza de 120 caballos haciendo mover dos ruedas de palas posicionadas una a babor y la otra a estribor. La velocidad máxima que alcanzaba era de 11 nudos.

 "El Mallorquín" en una recreación en acuarela de Ramon Sampol Isern

Al igual que otros barcos similares de la época “El Mallorquín” seguía manteniendo su arbolado con su correspondiente velamen, el cual estaba constituido por dos palos con velas tipo “cuchillo” y un lamprés para los foques. Las velas era un medio de seguridad por si acaso el motor sufriera alguna avería. El coste total de nuestro histórico navío fueron de 8.100 libras esterlinas, importe satisfecho por la entonces recién creada “Empresa del Paquete de Vapor Mallorquín”, naviera cuyos principales accionistas eran industriales y del estamento de la nobleza local. Un mes después de su primera llegada al puerto de Palma, “El Mallorquín” fue oficialmente puesto en servicio, saliendo de Palma con destino a Barcelona llevando a bordo 22 pasajeros, cuyos pasajes costaban 160 reales el de primera clase, 100 el de segunda y 60 el de tercera. Además, en el primer viaje inaugural transportó también mercancías variadas y una piara de cerdos de raza mallorquina (porc negre). El comedor de primera clase era todo lujo, con cubertería de plata y vajilla de porcelana china. En el año 1859, durante la guerra entre España y Marruecos, nuestro buque, a igual que otras unidades de matrícula mallorquina, fueron contratados por el Estado español para transportar tropas, víveres y pertrechos de guerra. Al año siguiente, una vez finalizado el compromiso estatal, volvió a su anterior función hasta que meses después, la naviera “Empresa Mallorquina de Vapores” lo adquirió para ser posteriormente desguazado. 

Juan Cortada y Sala
 Entre los pasajeros que a lo largo de su cuarto de siglo de navegación viajaron en él, destacaron Frédéric Chopin y su compañera sentimental, la escritora francesa Samantine Aurore Lucil Dupin, conocida en el mundo de las letras como George Sand, quien en su libro “Un Hivern a Majorque” dedicó unas páginas al barco describiendo su viaje a Mallorca y su posterior regreso (no tan placentero, debido a la mala mar y a una escandalosa píara de cerdos) con el mismo a Barcelona.

Igualmente otro escritor e historiador, Juan Cortada y Sala, escribió su experiencia a bordo del “Mallorquín” en su narración “Viaje a la Isla de Mallorca en el estío de 1845.” De esa narración reproduzco las siguientes líneas dada la belleza y claridad con que su autor expresa su estancia a bordo del buque y llegada a Palma:

...“Es vapor de cortas dimensiones, de regular marcha, de pocas comodidades y de camas tan duras que son a propósito para hacer penitencia. El tiempo estaba calmoso y la mar tranquila, de modo que había justa razón para esperar un feliz viaje. Comenzó éste como todos los que se hacen en vapor. Los pasajeros sentados en el alcázar, reservados primero, accesibles muy pronto y casi amigos al poco rato, La conversación primera ha sido la que debiera ser la última, a saber, si yo me mareo, si tú te mareas, si aquél se marea y si todos nos mareamos. Yo tengo que para mí que esto del mareo no es capaz de explicarlo, no digo yo, un médico, porque los tales, con su perdón sea dicho, explican pocas cosas, sino nadie, porque si no es fijo marearse siempre ni dejarse de marear aun cuando las circunstancias sean iguales. En los barcos de vela es grande llamativo del mareo el olor de alquitrán de que está el buque impregnado; mas en los de vapor el alquitrán está suplido con usura por el maldito hedor del carbón de piedra, de suerte que en toda clase de buques hay para ese martirio un auxiliar muy eficaz del movimiento. El tiempo ha sido bueno y con todo apenas había una hora de salida de Barcelona, cuando varios pasajeros incapaces ya de tenerse en pie, ha ido a buscar un consuelo al sutil colchón…Vino la noche y con ella una luna clara, hermosa y de plenilunio. 

Me he levantado a pesar de mi mareo y a las nueve y media he subido a cubierta para mirar la luna que formaba un río de plata desde la proa del buque hasta el horizonte y que en la larga y agitada estela que el barco dejaba, confundía su blanca luz con la fosforescencia de las aguas y con la oscuridad de las olas que quedaban en sombra... Ha amanecido. El tiempo estaba sereno y calmoso. A las cuatro hemos llegado delante de la Dragonera, islote árido, y centinela avanzado de Mallorca. En su más alta cumbre hay una torrecilla antigua, desde la cual se hace una seña cuando llega el vapor, señal que transmitiéndose de torcer en torre llega a Palma en pocos minutos. Viven en esa torrecilla dos hombres, nadie más y nada más. ¿Qué hacen ahí esos dos hombres?. Anuncian el vapor que pasa una vez cada ocho días. ¡Digna ocupación para dos seres intelectuales que tienen un alma inmortal!. ¿Es esa la misión que les ha confiado al darles la vida?.

El buque, si hay buen tiempo, pasa entre la Dragonera a estribor y a babor la costa de Mallorca, desnuda por este lado, cortada perpendicularmente en inmensos torreones, eterna morada de palomas y en uno de los cuales hay un claro y penetrante eco que responde a las voces del navegante que al pasar le llama. ¡Quién sabe en cuántos idiomas ha contestado ese eco, a cuántas gentes a oído…Antes de llegar a Palma asoman pocos palmos sobre el nivel del agua algunos islotes de viva peña que el mar poco a poco rompe con aquella perseverancia que los irá convirtiendo en menuda arena y arrebatándolos entre la reventazón y las espumas. Dentro de algunos siglos no asomarán la cabeza, y entonces quizás se estrellará contra ellos alguna nave y perecerán los hombres que en ella vayan. Palma está en el fondo de una gran ensenada y para entrar en el puerto se dobla la punta llamada Cala Figuera, que es uno de los dos cabos que forman ese largo seno. El buque sigue la derrota teniendo a babor la costa que se hace amena al paso que se aproxima a la capital. Poco antes de llegar a ésta, está Porto-Pí, pequeña rada que se va llenando, defendida por dos torreones góticos, sobre uno de los cuales se ha levantado una obra moderna en que hay el faro. 

En ese lugar desembarcó Don Pedro IV de Aragón llamado el Ceremonioso o "del Punyalet" cuando en el año 1343 vino a desposeer del reino de Mallorca a Don Jaime III que perdió corona y vida en la batalla de LLucmajor. Un poco más adelante y sobre la cumbre descuella el Castillo de Bellver, lugar de destierro en que gimió el ilustre Jovellanos y que visitaré otro día… Desde el buque se ve gran parte de la ciudad tendida en terreno algo desigual y a un extremo de ella en lugar alto se eleva la magnífica Catedral de color de rosa seca y que de lejos parece dominar la ciudad toda. Cerca de ese punto descuellan tres palmeras inmediatas a las ruinas del convento de Santo Domingo, demolido por el vandalismo de la revolución. Esta vista es muy linda y no se si por prevención con que uno viene o por qué fantástica idea, me ha parecido que todo eso tenía un resabio árabe.

A las siete el buque ha echado el ancla y al momento lo ha invadido un enjambre de hombres y mujeres que para saludar dos minutos antes a los parientes y amigos, han obstruido la cámara y la cubierta, sin consideración al mareado viajero que desea pisar el suelo quieto y que tenía que ganar el terreno a palmos, buscando entre aquella confusión y muchedumbre el equipaje y el faquín que se lo llevara. Por fin, hemos saltado a tierra y después del consabido registro a la puerta y de los consabidísimos reales, nos hemos venido a la Fonda de las Tres Palomas y alojado en el cuarto número 11...”.

El Puerto de Palma en el siglo XIX era el más importante de la isla en número de naves, tonelaje y tripulaciones. Al Puerto de Palma le seguían en importancia los de Alcudia, Andratx, Sóller, Pollença y Porto Colom. La importancia de Alcudia dependía del vapor que realizaba el servicio de correo entre Mahón, Alcudia y Barcelona. Para el gran cabotaje también Palma era el puerto más importante seguido del de Sóller por las naranjas que se exportaban a los puertos franceses del Mediterráneo. En cuanto a la navegación de altura, salían vapores desde Palma hacia La Habana principalmente y hacia las Antillas. Sin embargo, pese a existir una Sociedad constituida para el transporte con faluchos costeros de piedras, carbón o cualquier otro tipo de material, el tráfico marítimo de mercancías de los puertos de Mallorca entre sí, era más bien escaso.

Grabado antiguo del siglo XIX con el vapor "El Mallorquín" entrando en la bahía, pasando ante la torre de señales de Porto Pí

29 comentarios:

  1. Buena e interesante reseña.

    Otros tiempos.

    Un abrazo.

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  2. Me ha gustado la historia de su viaje de Juan Cortada y Sala, por otra parte creo que debía de ser un buen navegador "El Mallorquín".
    Cuando estuve en China en 2011 también encontré muy duras las camas en el barco.
    Un abrazo

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    1. Hola amiga.
      Juan Cortada en ese libro cuenta muchas más cosas de la isla y todas muy interesantes. Es una lectura muy recomendable.

      Y como la cama de uno, no hay ninguna. Eso lo dice todo el mundo.
      Saludos!

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  3. Sorprende un comedor tan lujoso, con cubertería de plata y vajilla de porcelana china en un barco con ciertas incomodidades como describe el escritor don Juan Cortada. Al menos es de esperar que el comedor estuviera situado a barlovento, habida cuenta la carga transportada.
    Que diferentes aquellos barcos a los actuales cruceros en su aspecto, no así en su fragilidad, como hemos visto estos días. Un saludo Lorenzo.

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    1. Hola Desdelaterraza.
      También resulta curioso que para ese viaje se tardara algo más que en la actualidad. Por lo tanto debía de llevar una buena marcha el vaporcito.

      Saludos amigo!

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  4. Muy entretenido el viaje Lorenzo, me gustó a pesar de las incomodidades. Lo de los cerdos muy curioso. ¿Siguen asomando la cabeza aquellas rocas o ya las ha desmenuzado el mar en arena?.

    Saludos.

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    1. Hola Eduardo.
      En aquellos días se mezclaban pasajeros y carga. Hasta los cerdos pagaban su pasaje.
      Y lo de las rocas ni idea. Supongo que a estas alturas si asomaran mucho se arregla con algo de dinamita y santas pascuas.
      Saludos!

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  5. Entretenida e interesante entrada.
    Saluditos.

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  6. A mí me pasa como a Juan Cortada: me mareo mucho, especialmente en el mar. Qué le vamos a hacer. De todos modos, preferiría cien veces una travesía a bordo de ese maravilloso Mallorquín con tanta historia, a pesar de todas las incomodidades y de las camas duras, que en un crucero de lujo actual, en especial viendo los resultados!

    Feliz tarde

    Bisous

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    1. Yo no suelo marearme, pero me pasa como a usted madame, prefiero esos viejos botes con olor a salitre y alquitrán. Son más "autenticos" por decir algo, que esos cruceros que casí ni ves el mar a no ser que te fijes.

      Besos y abrazos.

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  7. Hola Lorenzo:

    Me ha gustado mucho esta historia del Mallorquín.
    He navegado en cruceros, pero pienso que no es lo mismo...Quizás lo veo de una forma romántica los viajes en aquella época.

    Me siguen pareciendo incomodas las camas de los barcos ;D

    Saludos

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  8. Hola doctor.
    Celebro que te guste el relato de Cortada. Y cierto es que las camas ajenas suelen ser casi siempre incomodas.
    Un abrazo.

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  9. No me hubiera importando haber podido contemplar a este buque surcando las aguas del Mediterraneo. De lo que no estaría tan segura es de montarme en él, yo tan mareona como el señor Cortada y Sala. Por cierto, muy emotivo su relato sobre su viaje en El Mallorquín, aderezado con retazos de la Historia de Mallorca.
    En cuanto al precio del pasaje hay que pensar que era bastante caro. Seguro que había buques más chapuceros y baratos, donde uno se podía arriesgar el pellejo por un precio más módico.
    Saludos

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  10. Hola Carmen.
    Seguro que había otras naves, pero estas, dependian del viento y no eran tan constantes en su horarío de llegada. Aparte de que había que compartirla con mucha más carga material y animal. Así que imagine.

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  11. Que bonita historia y que bien contada, no lo sabía, Mallorca tiene muchísima historia, y gracias a tí lo compartes con tod@s nosotros, muchas gracias por ello, y a pasar un buen domingo. Abrazos Lorenzo

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  12. Interesante reseña de esta travesía. Mira que eran bonitos esos vapores, los hijos (o los padres) de la Revolución Industrial. Buen domingo. Un saludo, Lorenzo.

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    1. Hola Don Paco.
      Además, lo curioso es que parece ser que tardaban solo algo más de tiempo que ahora en el viaje. Buena prueba de la fuerza impulsora de esa nueva tecnología: el vapor.

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  13. Siempre ME HA LLAMADO LA ATENCIÓN EL MAR. Aunque he cruzadO el Mediterráneo en barco rápido, hacerlo en una embarcación como esta debía de ser una delicia. Buen post ¡¡¡

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    1. Don Javier.
      Ya lo dice Cortada al principio de su relato. Olor a alquitrán, carbon, salitre... aromas para los sentidos, no como ahora. Y muchas gracias.

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  14. Hola Lorenzo:

    Verás,estoy haciendo el árbol genealógico de los Medinas (mi nombre es Gabriel Mir Medinas),actualmente no vivo en Mallorca , y estoy buscando si hubiera alguna relación con Gabriel Medinas , cap del vapor "El Mallorquin" entre otros.
    Mi pregunta es si podrias informarme de qué manera podria encontrar mas información sobre este personaje.

    Hay bastantes posibilidades de que fuera pariente, ya que mi familia Medinas tuvieron relación con el mar.

    Tengo información hasta el año 1600 de un Medinas (Corsario) .

    Te agradseceré todo la informacion.

    Un saludo

    Gabriel Mir Medinas gmir51@hotmail.com

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  15. Me ha gustado la historia. Mi padre realizó unos planos de este barco y construyó una maqueta en madera.
    Ahora cada vez que voy a visitarlo veo el barco.
    Será por eso que esta entrada me ha gustado especialmente

    Tomás Cirac

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  16. Hoy he estado por el cementerio, husmeando en su parte vieja. Y he encontrado una tumba en la que está enterrado alguien que fue contramaestre de este vapor, un tal Bartolomé Juan.

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    1. Coneix alguna cosa més sobre aquest Bartomeu Juan?
      Gràcies

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  17. Mi padre diseñó y construyó una maqueta en madera de este barco. Ahora la disfruto yo en mi casa

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