La ejecución de la vía Jaime III conllevó a la par que a la reordenación de la calle Bonaire, de la que desaparecieron fábricas y afectó al convento de La Concepción, y la creación de la del Baró Santa María del Sepulcre, al nacimiento de otras nuevas vías más reducidas, todas trasversales, a medida que se urbanizara la zona y aparecieran los bloques de viviendas proyectados.
Logradas las expropiaciones necesarias, algunas de las cuales afectaron a buenas y estratégicas porciones de terreno de las casas de las familias Villalonga y los Truyols. Esto supuso la remodelación de las propiedades afectadas, con nuevas fachadas y reestructuración interior, y por ende, la pérdida de varios cientos de metros cuadrados, así como la desaparición de jardines y espacios libres.
El arquitecto Alomar planea una vía con pórticos en ambas aceras, al menos en buena parte de Jaime III, sirviendo a la vez los pilares de los arcos como sostenedores de las fachadas de los edificios. Para el diseño de las fachadas a levantar a ambas bandas de la nueva vía, el arquitecto mallorquín se inspiro en el estilo neobarroco de los palacios romanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres hacer algun comentario y no tienes cuenta de gmail, puedes hacerlo seleccionando en el perfil: "Anonimo".
Al final, puedes poner tu nombre si así lo deseas.