Empiezo con esta entrada, una nueva sección, compañera de las dos ya existentes: "Mallorquines Ilustres" y "Fotografía Comparativa". En esta nueva sección y como puede leerse en el enunciado, irán apareciendo historias y leyendas de la ciudad de Palma, que aún por raras y desconocidas, no quiera decir que son menos ciertas, ya que la mayoría están documentadas.
(*) La plaza de Santa Eulàlia, conocida también como "la de las Coles" en la antigüedad, porque hubo un mercado de verduras, fue durante siglos lugar de ejecuciones, con horcas y cadalsos que se utilizaban de vez en cuando. Una ejecución tristemente famosa por su crueldad, fue la que sufrió el moro "Issa" en el año 1416. Este moro era esclavo del mercader Joan Tanyo, y fue condenado por hacer actos impúdicos y blasfemias dentro de la iglesia de Santa Eulalia. La condena fue exibirlo a la vergüenza pública, azotado, con la lengua clavada en un palo, pasarlo por el lugar donde se reunían los moros y llevado a la plaza de las Coles, delante de la iglesia de Santa Eulalia, donde había cometido las irreverencias..."i allí fou assegut sense bragues sobre la pella fogatjant e ben vermella, de manera que les anques i les parts insanes foseen ben soquerrades" (1)
Otra de las muchas ejecuciones realizadas en esta plaza, de la cual quedó recuerdo en la memoria popular, fue la del bandolero Antoni Gibert, alias "Treufoc", condenado por el asesinato del magistrado Berga en 1619. La sentencia decía que debía morir descuartizado. Treufoc fue atenazado delante de la casa de Berga y descuartizado en la plaza; su cabeza acabaría colgada de la Torre de las Cabezas (de la que hablaremos en otra entrada). La sentencia, muy dura, decía así...."Que sigui conduït pel llocs acostumats de la present ciudad i amb tenalles candents, les seves carns siguin cremades i sigui duit per les cases dels ferres qui tenen les seves tenalles candents i amb elles sigui ferit i davant la casa del dit noble don Jaume Joan de Berga li tallin la mà i l'orella dretes i, davant el castell reial l'altre mà, l'esquerra, i en la plaça vulgarment coneguda per lo Born li sia arrebassada l'atre orella, l'esquerra, i desprès que sia arrosegat per terra per una coa de cavall, que sia conduït pels mateixos llocs a l'indret de suplici, a la plaça vulgarment anomenada de Santa Eulàlia i alla sia estrangulat, el cos tallat i col.locat en els llocs destacats i el cap a la porta anomenada del Castell Reial " (2)
(*)Historico
(1) Y que allí fuera sentado sin calzones sobre brasas bien calientes, de manera que las piernas y las partes sexuales quedáran bien quemadas.
(2) Que sea conducido por los lugares acostumbrados de la presente ciudad y con tenazas candentes, sus carnes sean quemadas y sea llevado por las casas de los herreros y que tengan sus tenazas candentes y con ellas sea herido, y delante de la casa del noble don Jaume Joan de Berga, le corten la mano y la oreja derecha y, delante del Castillo Real la otra mano, la izquierda, y en la plaza conocida como del Borne le sea arrancada la otra oreja, la izquierda, y después arrastrado por tierra por una cola de caballo, que sea conducido por los mismos lugares al sitio del suplicio, la plaza vulgarmente conocida de Santa Eulàlia y allí sea estrangulado, el cuerpo descuartizado y colocado en lugares destacados y la cabeza en la puerta del llamado Castillo Real.
Desde luego que la justicia no se andaba con rodeos. Me parece muy acertada e interesante esta nueva sección.
ResponderEliminarSaludos
Hola Antorelo.
ResponderEliminarGracias, creo que esta nueva sección va a dar juego. Y si le parece que no se andaban con chiquitas en la antiguedad, he de decirle que empiezo con algo suave. Tengo historias que ponen los pelos de punta de lo crueles que son...
Te he descubierto hace muy poco tiempo, aunque sé que tu blog está abierto para leer todo lo publicado, pero me gusta mucho tus posts y esta serie también deberá ser muy interesante.
ResponderEliminarAfortunadamente vivimos en un mundo de menos crueldades para la justicia.
Un abrazo
ok
EliminarSon castigos terriblemente crueles.
ResponderEliminarvaya crueldades. Y seguro que estas cosas tenía espectadores.
ResponderEliminarEstos actos se daban en carácter público como una enseñanza, es más, los niños estaban obligados a verlo como una lección para que supiesen que se les hacia a las malas personas.
EliminarLos animales son menos crueles cuando han de matar lo hacen en defensa, por supervivencia... y las peleas casi nunca acaban en muerte.
ResponderEliminarSaludos!
¡Qué bestias! Mira que ir cortando miembros del reo por ahí... E imagino que la gente se lo pasaría de miedo viendo esta escabechina... como no había televisión, ni internet ni nada de nada, pues ¡hala! al espectáculo del cadalso...
ResponderEliminarSaludos
Mari-Pi,
ResponderEliminarFabián,
Jaume,
Wloghero,
Carmen....
Les contesto a todos en general ya todos hacen hincapié en la extrema crueldad de las condenas en aquellos años. Cierto es que actualmente y lamentablemente, todavía exíste la pena capital en muchisimos paises, pero aún así, no se tiene tamaña crueldad como ir cortando miembros en diferentes momentos del dia como hacían entonces.
Al menos nuestro país se ha vuelto más civilizado, si nos comparamos con otros que dicen serlo más que nosotros...
Hace muy pocos días estuve releyendo la terrible tortura a la que fue sometido Ravaillac, el asesino de Enrique IV, casi un calco del suplicio del bandolero Gibert muerto por los tirones dados por los cuatro caballos que tiraban de sus extremidades, como se ve en el grabado. Promete esta serie de historias y leyendas. Un abrazo, Lorenzo.
ResponderEliminarHola Desde la Terraza. Por lo visto era la moda de aquellos tiempos. Recuerdo que a Tupac Amaru también lo desmenbraron con cuatro caballos.
ResponderEliminarEspero que como dice, guste esta nueva sección.
Saludos!
Los bandoleros tampoco eran esos tipos románticos de los folletines. Eran, normalmente, criminales con la mayor crueldad. Eso no quita que la sentencia fuera terrible.
ResponderEliminarSaludos.
No se andaban con chiquitas, castigos crueles más duros que los del código de Hanmurabi del "ojo por ojo...".
ResponderEliminarSaludos.
Retablo: Tiene razon, los criminales eran a veces tambien muy crueles. Lo que ocurre es que lo miramos con la perspectiva de ahora. Actualmente somos demasiado blandos me parece a mi.
ResponderEliminar*
Don Eduardo: No les bastaba el ojo por ojo, realmente querían un castigo "ejemplar".
Hola Lorenzo:
ResponderEliminarImagino que habrían más ejecuciones por el mismo estilo...Lo de la lengua, me duele a mi también.
Saludos Ya vi la foto subacuática ;D
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSi, tan crueles o más.
ResponderEliminarQue bueno tenerle otra vez por aquí ;-)
Hola Lorenzo, he suprimido la entrada de hoy en la que me habías hecho un comentario sobre Francisco Manuel de Melo pues creo había puesto algunos errores.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues nada. Gracias por tomarse la molestia de avisar ;-)
ResponderEliminarSaludo fraterno desde México... me encontré con la referencia a las dos ejecuciones en la lectura de la estupenda novela "La aguja de luz" de Isabel Turrent. Aquí la leo con lujo de detalles. Celebro haberlos encontrado. Gracias.
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