Sant Antoniet de Sa
Porta
Sant Antoni de Viana y Sant
Antoni de Padua, más conocido por Sant Antoniet de sa Porta, fueron dos de los
antiguos hospitales mallorquines que funcionaron independientemente hasta su
inserción en un Hospital General, bajo la advocación de la Sangre de N.S.
Jesucristo, para los mallorquines, lisa y llanamente La Sang, construido en un lugar
preeminente de la ciudad llamado después S’Era de s’Hospital, y en donde hoy
todavía continúa.
Ambas denominaciones, Sant Antoni
de Viana y Sant Antoniet, a menudo se confunden y sus respectivos templos
también. Y ello porque en ciertos momentos de su historia, sus actividades
fueron más o menos comunes, sobre todo en remediar, o intentar remediar, el
llamado mal de foc o foc de Sant Antoni, enfermedad terrible y devastadora por
entonces, y que hoy identificamos como la producida por el cornezuelo del
centeno, que tantos estragos producía entre una población mayormente foránea,
que mezclaba harina de centeno —de ségol— con la de otros cereales, en la
corriente elaboración del pan. Entonces nadie podía suponer que el mal, el
origen del mal de foc, estaba en el mismo pan de cada día, eso sí,
misteriosamente escondido.
Otro motivo de confusión entre
ambas citadas denominaciones está en el hecho de que los dos hospitales fueron
regentados simultáneamente por la misma comunidad antoniana, de religiosos, sacerdotes
y frailes legos, presididos por un “comendador”. Esa orden se institucionalizó
en el hospital e iglesia de Sant Antoni de Viana (en la calle de San Miguel, de
Palma) pero durante varias centurias tuvo agregada la de San Antonio de Padua,
o sea Sant Antoniet de Sa Porta, con unas casas colindantes, que las utilizaba
asimismo como hospital.
La agregación, en los documentos
En el año de 1502, el convento de
San Antonio de Padua fue agregado a la casa hospital de San Antonio de Viana. Ambos
conventos bajo el mando de un mismo superior.
En el año de 1564, para poder dar
albergue a las monjas del Puig de Pollença (que fueron obligadas a establecerse
en el recinto de la ciudad) en el convento de San Antonio de Viana, los
religiosos antonianos se instalaron en el de Sant Antoniet de Sa Porta, y así
permanecieron durante once años, hasta que las monjas se trasladaron al propio
que fundaron en la calle de la Concepción.
Algunos documentos precisan que
las iglesias de San Antonio de Viana y San Antonio de Padua, estuvieron unidas
a partir del 14 de marzo de 1502 (primo diae idus marcii, 1502) en que el Papa
Alejandro VI expidió bulas apostólicas por las que hacía gracia de ambas
iglesias al Rvdo. Pedro Puig.
En cierto momento protestaron
contra los privilegios de San Antonio de Padua los franciscanos y hubo un
juicio contradictorio en Roma donde es dictada sentencia favorable a los
antonianos, el 14 de octubre de 1672.
Y sendas sentencias de 27 de
setiembre de 1673 y de 28 de febrero de 1678 resolvieron a favor de la iglesia
de San Antonio de Padua el estar unida a la de San Antonio Abad y sometidas
ambas al ”preceptor” o "comendador” de los antonianos con los mismos
privilegios, y lo relativo a la exclusividad de ciertas limosnas.
Del libro “Memoria de los Diffunts
enterrats en nostres iglesies de St. Antoni de Viana i de Padua” (1622-1737) se
deduce que se daba sepultura en ambas iglesias simultáneamente.
Sant Antoniet, olvidado y confundido
Nos mueve a ello el completo olvido en que ha caído
dicho templo ciudadano, así como el hecho acabado de apuntar de que se dé a la
iglesia, claustro y edificaciones modernas construidas en lo que fue solar del
hospital de Sant Antoni de Viana el título equívoco de Sant Antoniet. Y, eso,
aún en los días que corremos, y cuando Sant Antoniet lleva más de un siglo
derruido.
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Derribo de Sant Antoniet en el año 1909 |
Efectivamente, desapareció por la
acción de la piqueta demoledora, al mismo tiempo que el baluarte y lienzo
amurallado y puerta que llevaba su nombre, en el conjunto defensivo palmesano,
y lo hizo sin apenas dejar rastro escrito; sólo unas leves noticias encontramos
en historiadores, como Furió, Quadrado y algunas pocas alusiones más en otros;
muy pocas referencias, en cuanto a su exacta situación en el interior de la
vieja Palma, y mucho menos detalles constructivos o arquitectónicos, fecha de
construcción, dimensiones, etc., etc.
Sin embargo, sí hay alguna constancia gráfica, si no
muy abundante, la necesaria para que pueda arrojar alguna luz sobre el asunto
que hoy nos ocupa: la iglesia de Sant Antoniet.
Otra iglesia, anterior
Su misma denominación, Sant Antoniet de Sa Porta, ya
nos da un indicio de su ubicación: en las inmediaciones de la Porta de Sant
Antoni, del reducto amurallado. El plano de Garau (1644) nos lo señala con
indicios; los de François de Bezin (1715), Simon Poulet (1727), Muntaner (1831)
o Fracisco Coello (1851), ya claramente. Y es que, en el año 1644, en aquel
hermoso plano palmesano, no podía figurar la iglesia que hoy nos ocupa, por la
simple razón de que no existía. Pero sí en cambio otra, gótica, derruida a
causa de su mal estado y vejez. Y sobre su solar, construida después, en fecha
que no conocemos, la que pretendemos describir.
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La anterior iglesia, en el plano de Garau 1644 |
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La iglesia dee Sant Antoniet, en el plano de Brockhaus 1882 |
Ya he aludido a los pocos
detalles escritos que nos quedan. Furió, en su “Panorama óptico-histórico-descriptivo
de las Islas Baleares” se refiere a ella, cuando nos habla de Sa Porta de Sant
Antoni, lugar bullicioso, de trabajo y juerga, en uno de cuyos vértices, el nordoriental,
sitúa la iglesia.
Efectivamente, daba frente a la ciudad y su ábside a
un a modo de jardincillo por el que se podía ascender directamente a la
muralla; es decir, al baluarte del nombre de su advocación.
La nueva iglesia
¿Cuándo fue construida sobre el
solar de la primitiva la iglesia nueva? Los autores no están de acuerdo. Para
unos, en el siglo XVI; para otros, en el XVII y aún en el XVIII. Lo más
probable es que lo fuera hacia 1670, afirmación que puede tener visos de
seguridad si advertimos que ciertos detalles constructivos son semejantes a los
de la iglesia del Socos, que fue bendecida un año anterior (1669). También, una
y otra iglesia —según Quadrado— se libraron de una misma desgraciada moda: de
su estucado y blanqueado. Ambas dejaron vistas las piedras de sus arcos, de sus
bóvedas y de sus paredes interiores y exteriores.
Para Quadrado se trataba de una
iglesia severa; Pere d’Alcántara Penya, no le concede ningún relieve. No da su
opinión Furió. Aunque sin ser una obra importante, tenía suficiente interés
para conservarla.
¿Dónde la situaríamos ahora, aun habiendo cambiado el
barrio tanto durante el último siglo? Pues entre la prolongación de la calle
del Sindicato y la calle de José Anselmo Clavé antigua del Matadero y para
precisar más aún entre la sucursal de “Bakinter” y el conocido y popular, y
también desaparecido, café Ca’n Maganet (actualmente creo que hay un tatuador y
una peluquería).
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Comparativa con el lugar que ocupaba la iglesia de Sant Antoniet de sa Porta y la situación actual, visto desde la calle Sindicat. |
En un barrio pobrísimo
Por sus días, Sant Antoniet
estaba en un barrio pobre, pobrísimo; rodeado, de una parte, por la muralla y,
por otro, de una telaraña de calles y callejas de las que aún nos quedan restos
para su comparación: Calle de Josep Anselmo Clave, Ses Corralasses, final del
mismo Sindicato y otras cuya denominación se conserva, como la de la Justicia.
Calles que ni por asomo conocían el empedrado y que en verano estaban llenas de
polvo y en invierno eran un cenagal. La más importante de aquel barrio, era la
llamada Ample de la Mercé.
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Parte posterior de la iglesia de Sant Antoniet, vista desde el baluarte del mismo nombre |
Sumaria descripción del templo
Lo podemos describir, ayudándonos
de los elementos gráficos indicados, de algún dibujo (como el que publica Luis
Salvador en su “Die Stad Palma” y sobre todo de un plano importante; esto es:
la planta, el dibujo de fachadas y alzados que realizó Bartomeu Ferrá.
Ferrá realizó ese trabajo, que firmó en febrero de
1902, porque sospecharía que no le quedaban a aquel templo muchos días de vida,
toda vez que, a punto de iniciarse el derribo de las murallas, la piqueta —dada
su situación— se la llevaría inevitablemente por delante. Como así aconteció.
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En los alrededores de Sant Antoniet Dibujo de la iglesia
Arxiduque Luis Salvador Aportación de Juan de sa Gerra (FB)
Die Stad Palma (La ciudad de Palma)
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Se trataba de una construcción de
estilo neoclásico, de unos 15 por 26 metros, de una sola nave con bóveda de
cañón y capillas a cada lado, en número de cuatro, que también estaban
abovedadas. Bóvedas que sostenían, con las del techo de la nave principal, unas
columnas pseudojónicas. Sobre esas capillas, más bajas que la nave, corría un a
modo de andador, que podía hacer las veces de tribuna, mediante las ventanas
con celosía que se abrían al templo. Este pasillo comunicaba con el coro,
situado sobre el portal mayor, con barandal de cerámica abalaustrada, según la
moda del momento. Tenía su púlpito instalado en la columna entre la segunda y
tercera capilla del lado derecho entrando. También su rosetón, en el centro de
la fachada principal, compuesto por cristales en forma de dos cuadrilongos
superpuestos.
Exteriormente, su arquitectura
era sencilla. Y a su fachada, un tanto desproporcionada, parece faltarle algún
elemento. Tal podía ser otro campanario semejante al que era de ver en su parte
derecha, de planta octogonal con cuatro nervaduras regularmente repartidas en
su cuerpo, la torre de las campanas, abierta y protegida por un tejadillo que
sostenía, a su vez, ocho columnas. Poseía una sola campana.
Sobre el portal mayor, limitado
por unas sencillas columnas jónicas, es de ver una hornacina con la estatua de
un santo, que debía de ser la de su titular, Sant Antoni de Padua. Adosada a la
fachada, y a continuación del campanario, que salía de dicho plano algún tanto,
es de ver una casa: era la que en los últimos tiempos ocupaba el ”custos” o
encargado del templo.
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Interior de Sant Antoniet de sa Porta desde el portal mayor |
Ornato interior
En ornato interior tenía pocas cosas notables, al
decir de los autores que han aludido a dicho templo, como no fuera la capilla
de la Natividad, con un belén con figuras de mérito y gran tamaño. En la
fotografía es de observar el retablo del altar mayor, y a uno y otro lado
parecen descubrirse dos pinturas que no se pueden identificar. Ese retablo es
del mismo estilo que la iglesia, con un nicho en el que aparece la imagen del
seráfico de Padua, con un camarín practicable y sobre él un remate con otra
imagen, que bien pudiera ser un San Sebastián. Tuvo, desde luego el templo
antiguo un retablo importante, según se deduce de los restos que nos han
quedado: el San Jorge, obra de Francesc Comes, en un tiempo en el Museo de la
Arqueológica Luliana y hoy en el de Mallorca, obra preciosa de la pintura
medieval mallorquina.
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Interior de Sant Antoniet de sa Porta en el que se observa el portal mayor y el coro |
Una prerrogativa del prior (S. XV y XVI)
Es curiosa, y al mismo tiempo tiene tintes de tremenda
tragedia, la distinción otorgada al prior de la iglesia de Sant Antoniet (eso
en el siglo XV y XVI) de poder salir en solemne procesión del templo que nos
ocupa, el Miércoles Santo, e ir hasta el Pont d’Inca y en ocasión de que
estuvieran expuestos al público los restos de algún ahorcado, (como era
costumbre hacerlo precisamente en aquel lugar), recogerlos para darles después
digna sepultura, todo ello de acuerdo con privilegio real de 1480.
El popular belén de «Sant Antoniet»
Por los días del ciclo navideño
se montaba en el descrito templo un belén que fue, en la ciudad, muy popular y
visitado.
Se trataba de uno de esos grandes
nacimientos con bello y esculturado misteri con figuras de tamaño casi natural,
pastores del país y escenas de movimiento en la línea de la tradición
betlemística mallorquína.
Se conocen detalles del expresado nacimiento por un
artículo que publicó el folklorista Antonio Pol, dedicado a su amigo Santiago
Rusiñol en el primer tomo de la segunda edición de su obra “De Mallorca”
editado en 1929.
Bibliografia: PANORAMA BALEAR - "Sant Antoniet de Sa Porta" de Luis Ripoll
Publicado por Pep