Por Pep Llodrá.
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El
13 de diciembre de 1925 falleció Antonio Maura en “El Canto del Pico”, próximo
a Torrelodones, Madrid. Pocos días después de su muerte el Ayuntamiento de
Palma, presidido por el alcalde Guillermo Dezcallar Montis —Marqués de Palmer—
acordó erigir un monumento a la memoria del estadista.
Para
llevar a cabo este proyecto se abrió una suscripción popular y se creó una
comisión de ocho personas, presidida por el alcalde de Palma, a la que encargó
la gestión del proyecto. Formaba parte de la comisión el concejal Llorenç
Cerda, pintor, director de la Escuela de Bellas Artes y antiguo condiscípulo de
Mariano Benlliure en la Academia de Bellas Artes de Roma. A propuesta de Cerda,
la comisión acordó ponerse en comunicación con el escultor Mariano Benlliure,
quien se mostró dispuesto a realizar el trabajo. Benlliure era además amigo
personal de Maura y el político mallorquín visitaba su estudio siempre que sus
ocupaciones se lo permitían. Por su parte, el gran escultor admiraba a don Antonio,
que en sus ratos libres cultivaba la pintura, con realizaciones de cierto
mérito. Después de una entrevista personal en Madrid, la comisión se reunió el
25 de abril de 1926 y acordó encargar a Benlliure la realización del proyecto.
A
finales del año 1926 Benlliure visitó Palma en compañía del arquitecto
Goerlich, sobrino suyo. Estudió sobre el terreno el lugar elegido para la
ubicación del monumento. El 7 de noviembre del mismo año La Almudaina reprodujo
una fotografía en primera página en la que el escultor aparecía en compañía de
Llorenç Cerda, Manuel Bonet, Antonio Pinya, Pascual Ribot Maura y el arquitecto
Goerlich.
Un
año más tarde, en octubre de 1927, accediendo a una invitación de la comisión,
Francisco Maura, hermano del estadista, vino a Palma para tratar diversas
cuestiones relativas al monumento. Se reunió con Cerda, Bonet, Oleza, Alcover y
el arquitecto municipal Gaspar Bennássar. Entre otras cosas, decidieron
proponer que la base del monumento fuera de piedra de Binissalem.
A
lo largo de 1927 y 1928 Benlliure trabajó en la maqueta, los moldes y la
fundición en bronce de la figura del político (firmada y fechada en 1928) y en
la talla de la figura de La Verdad, que acompaña a Maura en el conjunto
monumental y que fue realizada en mármol blanco.
Gaspar Bennazar con Mariano Benlliure |
A Gaspar Bennazar le
correspondió adecuar el espacio urbano de la plaza donde debía colocarse el
monumento, además de realizar los planos de la base siguiendo las sugerencias
del escultor y dirigir la ejecución de las obras, cosa que debió de hacer con
sumo agrado, ya que, relacionado por parentesco y amistad familiar, visitó
frecuentemente a Maura en Madrid, y no solo tuvo con él un trato siempre
cordial, sino que, en varias ocasiones, también recibió su ayuda.
“Ruégole noticias de la completa terminación de nuestra obra, y créame que me honro mucho en unir mi nombre al suyo en este monumento que tanto enaltece a sus iniciadores”. Una nota en la agenda de Bennazar de 1929 da cuenta de haber recibido el 9 de diciembre carta de Benlliure que, además, le envía lotería, y, dos páginas después, el día 12, anota un giro a nombre del escultor por valor de cien pesetas.
CARACTERÍSTICAS DEL MONUMENTO
En
un periódico de Palma del 14 de diciembre de 1928 se puede leer: “El monumento
es de líneas sobrias, dignas y austeras, en consonancia con el carácter y
figura del homenajeado. Levántase en medio del jardín de la Plaza del Mercado,
bajo las copas de los frondosos árboles, en dulce intimidad y remanso que, en
medio del ajetreo de la vida ciudadana abre camino al jardín iniciado en el
centro mismo de la ciudad atormentada por el deseo de engrandecimiento y
modernización. El monumento consta de dos cuerpos o basamentos. El primero es
amplio y de mármol de las canteras mallorquínas. El segundo, representación de
la tribuna sobre la cual lanza su verbo cálido el ilustre estadista, es de
jaspe negro. En su parte anterior, La Verdad, de delicadísima figura de mármol
blanco, de talla exquisita y preciosa. Hay escritos en bellos caracteres en
relieve la leyenda, concreción del entusiasmo que plasmó el monumento: “Antonio
Maura. Igualó con la vida el pensamiento”. En la parte posterior campea el
escudo de Mallorca, de gran tamaño, bajo el cual se escribió la dedicatoria:
“Al preclaro hijo de Mallorca, 1853-1925”.
Y sobre la galería de mármol de la tribuna, en la cima, en gesto de peculiar y actitud tribunicia, se levanta la figura en bronce del gran hombre, gloria de Mallorca, siendo una verdadera maravilla de parecido y de factura, que honra el cincel del que lo concibiera”.
CARACTERÍSTICAS DEL MONUMENTO
Croquis en papel cebolla del proyecto de monumento |
Y sobre la galería de mármol de la tribuna, en la cima, en gesto de peculiar y actitud tribunicia, se levanta la figura en bronce del gran hombre, gloria de Mallorca, siendo una verdadera maravilla de parecido y de factura, que honra el cincel del que lo concibiera”.
También se puede destacar que la
modelo que utilizó Mariano Benlliure para realizar La Verdad fue su nuera
Soledad. Hay que decir que inicialmente la esculpió desnuda, pero los aires
timoratos de la moral de la época le obligaron a disimular la carnalidad
rotunda y femenina con unos velos por lo que, popularmente, a esta esfigie se
la conoció como La Verdad... a medias.
INAUGURACIÓN
DEL MONUMENTO EL 13 DE DICIEMBRE DE 1929
Dibujo con la distribucion de las autoridades, el dia de la inauguracion. |
En la inauguración del monumento, don Gabriel Maura Gamazo, conde de la Moriera e
hijo de Antonio Maura, pronunció el siguiente discurso solemne:
“Señoras y señores: Me corresponde, por derecho de primogenitura, el honrosísimo deber de rendir a la comisión organizadora del homenaje que culmina con la inauguración de este monumento, a cuantos con sus donativos contribuyeron a levantarlo y a las autoridades y particulares que con su presencia o adhesión se asociaron a este acto, el testimonio de imperecedera gratitud de quienes llevamos el apellido Maura. Tenía yo descontado que al llegar este para mí solemnísimo instante, al ver surgir rediviva por la magia del artista, la figura de aquel que fue mi padre, mi maestro y mi jefe, cumplidos hoy cuatro años desde que se apagó de súbito su mirada y dejó de resonar su voz en nuestros oídos, me embargaría la emoción hasta el punto de paralizar mi pensamiento, anegado por varoniles lágrimas, que manan irreprimibles del corazón, aun cuando no las lloren los ojos. Me resolví, pues, a consignar de antemano las reflexiones que esa gratitud nos inspira, a fin de garantir el cumplimiento de esta obligación, grata y dolorosa a un tiempo, contra el excusable desmayo filial.
“Señoras y señores: Me corresponde, por derecho de primogenitura, el honrosísimo deber de rendir a la comisión organizadora del homenaje que culmina con la inauguración de este monumento, a cuantos con sus donativos contribuyeron a levantarlo y a las autoridades y particulares que con su presencia o adhesión se asociaron a este acto, el testimonio de imperecedera gratitud de quienes llevamos el apellido Maura. Tenía yo descontado que al llegar este para mí solemnísimo instante, al ver surgir rediviva por la magia del artista, la figura de aquel que fue mi padre, mi maestro y mi jefe, cumplidos hoy cuatro años desde que se apagó de súbito su mirada y dejó de resonar su voz en nuestros oídos, me embargaría la emoción hasta el punto de paralizar mi pensamiento, anegado por varoniles lágrimas, que manan irreprimibles del corazón, aun cuando no las lloren los ojos. Me resolví, pues, a consignar de antemano las reflexiones que esa gratitud nos inspira, a fin de garantir el cumplimiento de esta obligación, grata y dolorosa a un tiempo, contra el excusable desmayo filial.
El adolescente, casi
niño, que, con la íntima desgarradura de quien se ha de alejar de cuanto ama,
salió de Mallorca para emprender en el vasto palenque de la capital de la
nación la azarosa lucha de la vida, sin tutelas preservadoras contra sus
descarríos, sin relaciones que atenuasen sus asperezas, sin valimientos que
allanasen sus obstáculos, llevaba ya cicatrizadas en el alma las convicciones
fundamentales, a cuyo portentoso dinamismo debió después el prolongado aliento
juvenil, la ecuánime confianza en sí propio, la rectitud, la firmeza, la
perseverancia y el triunfo.
Gabriel Maura en un momento del discurso a la memoria de su padre. |
No olvido jamás que si él y sus
hermanos pudieron hallar campo adecuado para la expansión de sus exuberantes
energías, debiéronlo todos al noble sacrificio del “hereu”; Pues tanto como al
hombre privado forjó Mallorca al hombre público. “Yo soy isleño —exclamaba en
uno de sus discursos—. He nacido en una tierra que tiene su historia peculiar y
su dialecto. Ya me he arrodillado para rezar mis primeras oraciones de niño
junto a la tumba de un Rey que era Rey de Mallorca. Mi tierra tiene por
frontera el mar, el mar por el cual se confina con cualquier parte del mundo;
el mar azul, que no sé si es azul porque en él se miran los cielos o porque
está mezclada con sus aguas la sangre noble de los héroes y de los semidioses,
desde los tiempos de Homero. ¿Quién nació en una tierra con más títulos para
ser amada, ni quién me aventajará en amor a mi tierra nativa? Pero cuanto más
amo a Mallorca, más amo a España y a mi patria”.
Sí, fue en la idolatrada
“Roqueta” donde aprendiera en el regazo de una madre ejemplar las oraciones del
creyente y los postulados de la hombría de bien; fue allí donde con las
primeras enseñanzas comenzó a venerar el Derecho, del culto al cual había de
hacer desde entonces la religión civil de toda su existencia. No en balde es el
confín balear de la tierra hispánica el más próximo a la que fue tan madre y maestra
de España como puede serlo España de los países americanos donde se habla su
lengua. Porque la madre Roma, Roma la maestra, no ganó esos títulos, harto más
enaltecedores que el también conquistado de Señora del Mundo, por fuerte, ni
por poderosa, ni por sabia, ni por rica, ni por magnífica, sino por justa. Su
fuerza y su poder no consiguieron impedir que repetidamente llegasen sus
enemigos hasta las puertas del mismo Capitolio; su sabiduría nos parece hoy
rudimentario balbuceo científico, su riqueza y su esplendor atrajeron sobre
ella muy fieros males. Lo que la rindió el corazón de los vencidos, lo que
expande su gloria y preserva su civilización a través de los siglos y de las
gentes, es su amor al Derecho, aquella justicia sin la cual la fuerza es brutalidad;
el poderío, opresión; la ciencia, charlatanería; la riqueza, molicie; la
magnificencia, despilfarro; la autoridad, tiranía; y la sumisión de los demás,
abyecta esclavitud.
He aquí trazado ya, señoras
y señores, el pensamiento al cual igualó su vida: ser durante toda ella
cristiano y caballero, amante de su patria, mantenedor fervoroso del Derecho,
ciudadano y artista.
Momento en el que
se descubrio el monumento. ante el numeroso publico asistente. Como se
puede apreciar, la plaza estaba ''abarrota''. Fotografia de Bme. Reus Bordoy. |
No seríamos bien nacidos
quienes llevamos su nombre, si en ocasión tan propicia como ésta, en que se
erige la estatua del lar, no viniésemos ante los muros solariegos a reconocer,
con unción de devotos, la deuda perennal de nuestra gratitud. Donde quiera que
nos retengan las veleidades de la fortuna, por grande que llegue a ser nuestra
dispersión en el espacio y en el tiempo, hacia Mallorca convergerán siempre
nuestras miradas y pondremos atento oído a los sones de su voz, por si la llamada
suya se digna honrar algún día a la insignificancia nuestra. Es Mallorca para
nosotros la progenitora venerable, tanto más reverenciada cuanto más lejana, a
la que sabemos deber lo que fuimos, lo que somos y lo que seamos.
Deuda especial de
reconocimiento contrajimos también con cuantos han cooperado en la solemnidad
de hoy a la recordación de este hijo predilecto de Mallorca. La generosidad de
los donantes y el celo asiduo de los organizadores no significan exclusivamente
ofrendas afectuosas de la amistad, del paisanaje o de la correligión política,
sino, además, el deliberado propósito de transfundir al bronce y a la piedra la
hidalga misión de irradiar profusamente un alto ejemplo. Nada más concorde con
el espíritu de aquel apóstol de la ciudadanía que en todo el curso de sus
andanzas y prédicas políticas prefirió siempre formar para la patria un solo
ciudadano a granjear para su persona o su partido millares de adeptos.
No somos pocos los que
creemos que cuando, en sazón que parece próxima, se trate de asentar sobre
estadizos cimientos jurídicos el estatuto legal español, se hallarán de seguro
en el ideario del que ahí se representa sagaces moniciones, experiencias
alentadoras, consejos atendibles y felices fórmulas de gobierno. Pero si nada
de éstos se comprobase exacto; si las hondas transformaciones que de algún
tiempo acá se operan en el mundo relegasen por anticuadas a desdeñoso olvido o
arrumbasen definitivamente por fracasadas todas las soluciones políticas de la
generación anterior a la nuestra, nos quedaría siempre la pauta inmarcesible de
una vida sin tacha, consagrada hora tras hora, según el leal saber y entender
de quien la vivió al servicio de España.
Por eso no emana tan
sólo nuestra gratitud del halagado sentimiento familiar, sino también del
civismo satisfecho. Para seguir un ejemplo bueno no es indispensable que se
compartan las convicciones de quien lo da. Cuando quiera que se multipliquen en
nuestra nación los españoles que, por igualar la vida al sentimiento, se
mantengan fieles al que cada cual de ellos profese, sea el que fuere, en el
ventura y en el infortunio, en la prosperidad y en la estrechez, en el poder y
en la oposición, por sobre los desfallecimientos propios y las incomprensiones
ajenas, a prueba de injusticias, desdenes, ingratitudes, deslealtades y
traiciones, a prueba también de lisonjas, dádivas, honores, ascensos y
mercedes, que será cuando abunden en España los verdaderos ciudadanos,
alboreará para nuestro país la aurora luminosa de su resurgimiento, podremos
escrutar sin zozobra el temeroso arcano del porvenir nacional y habremos
deletreado la enjundiosa lección que entrañan estas vidas paralelas de los
claros valores de nuestra historia, que nos legaron como dechado ejemplar,
común a todos ellos, no obstante la diversidad de sus significaciones, la
práctica enfervorizadora de la más excelsa de las virtudes cívicas, el amor a
la patria, purificado por la abnegación y exaltado hasta el sacrificio”.
RECUPERACIONES DEL MONUMENTO
En estos casi 90 años de vida, el monumento ha necesitado
ser objeto de dos restauraciones;
La primera en el año 1999, poco antes de cumplir el 70 aniversario
de su inauguración.
Lamentable aspecto que presentaba el monumento en 1999. |
Para llevarlo a cabo, la Asociación de Vecinos San Jaime firmó,
en junio de 1999, un convenio con el Rotary Club Palma-Almudaina y el Pla
Mirall-Centre, a través de la Concejalía de Urbanismo. Las labores de
restauración del monumento y su limpieza general estuvieron dirigidas por la
restauradora municipal Magdalena Rosselló y Joan Roig fue el escultor que realizo
las piezas que le faltaban a la figura de La Verdad. En concreto, Roig elaboro
un nuevo brazo derecho, los dedos de la mano izquierda y la nariz, tres elementos
que habían sido arrancados de la figura de mármol.
La verdad, desmembrada y desnarigada. |
La segunda, cuando el 11 de noviembre de 2014, un remolino
de aire enfuriado penetró hasta la plaza del Mercat y arrancó de cuajo una rama
enorme del colosal ficus que allí habita desde hace unos cien años. Al caer, con
gran estrépito, se llevó por delante la efigie de don Antonio Maura.
Asi dejo el momumento el temporal de noviembre de 2014. Fotografia del diario El Mundo. |
Justo un año después del estropicio, en noviembre de 2015,
el conjunto escultórico volvió a lucir como aquel 13 de diciembre de 1929.
Bibliografia:
- Historia del Monumento a Antonio Maura. Editado por la Asociacion de Vecinos San Jaime. 2001
Aspecto
actual del monumento a Antonio Maura. Fondo FAM
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Bibliografia:
- Historia del Monumento a Antonio Maura. Editado por la Asociacion de Vecinos San Jaime. 2001
- Gaspar Bennazar Moner : S'Arquitecte de Palma :
1869-1933 : Crónica de una vida : Artículos, conferencias y propuestas /
Maribel Bennazar Casanova. 2017
- Diario de Mallorca
- Diario El Mundo